POR RAFAEL PERALTA ROMER
Desde los tiempos más remotos,
el adulador ha proporcionado motivos de reflexión a los
pensadores sociales. Como se insiste en su falsedad, se destaca que quien
incurre en adulación resulta un enemigo encubierto. “Los aduladores se parecen
a los amigos como los lobos a los perros”, ha sentenciado George Chapman,
escritor inglés.
Hay que destacar la capacidad de hacer daño que arrastra el adulador,
figura que en el español dominicano se conoce como “lambón” y a su práctica se le
denomina “lambonismo”. Pero que no se confunda la acción del que mendiga tragos
o comida en una actividad a la que no ha sido invitado con la del adulón
político, que es el dañino.
La adulación es muy antigua. La historia universal está llena de
ejemplos de sujetos que encontraron corifeos
tan amables que los llevaron a
proclamar, por ejemplo: “El Estado soy yo”, como ocurrió con Luis XIV, rey de
Francia durante 77 años. El desarrollo de esa egolatría se atribuye a las adulaciones
de cortesanos e intelectuales.
La tenebrosa Era de Trujillo no
sólo se sustentó en el recio carácter del tirano, sino en la fuerza de las
armas y la sobrada disposición para la lisonja de escritores que pensaban para
el dictador, y músicos que componían
merengues para inculcar en la conciencia del pueblo dominicano la falsa grandeza de Rafael L.
Trujillo. Él pagaba bien la lisonja.
Un cortesano, no precisamente
ilustrado (Jacinto Peynado), colocó sobre su casa, en Santo Domingo, el letrero
“Dios y Trujillo” y otro cortesano, inteligente y perverso, (Joaquín
Balaguer) presentó un discurso ante la
Academia Dominicana de la Historia, para
darle sustancia ideológica a la más conceptuosa creación del primero. Uno más propuso que el lema
fuese: “Trujillo y Dios”.
Recientemente, la prensa publicó la
declaración de un politólogo que habría
pronosticado que el candidato
reeleccionista Danilo Medina ganará en 2016 con más de un 60% de los votos. Pero eso
no es lo malo, sino que esa persona vaticina que para 2020 el mandatario volverá tras otra reelección, no obstante el
impedimento legal.
El intelectual descartó que se pueda
producir otra reforma constitucional para
impedir que Medina sea postulado en 2020, “porque sería inconstitucional”. Pero
acepta que se modifique la Carta Magna para que el Presidente dominicano opte por el tercer período. “Medina es el
centro que cohesiona la sociedad dominicana”, dijo, sin empacho.
“La bajeza más vergonzosa es la adulación”, ha señalado
Francis Bacon (filósofo inglés). Una elocuente imagen de la adulación es aquella en la cual un hombre besa los pies
del otro para su beneficio. A nada bueno conduce la adulación. Los dominicanos
tenemos suficiente experiencia –mala experiencia- con sus efectos.
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