lunes, 23 de mayo de 2016

Crisis de confianza

Por Luis Pérez Casanova.
Todo lo que ha ocurrido con las elecciones del día 15 tiene un solo responsable: el presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Roberto Rosario. Su obstinación en que el proceso se hiciera como él lo había diseñado y programado ha traído como consecuencia esta crisis que recuerda otros tiempos, que con la tecnología y modernización se creían superados.
La gente solo podía confiar, sin dudar, reclamar ni cuestionar en lo más mínimo porque bastaba con su afirmación de que estas serían las votaciones “más transparentes y organizadas de la historia de República Dominicana”.
La empresa que se contrató para auditar el padrón certificó que el trabajo era casi perfecto, el más acabado de América Latina; los equipos pasaron todas las pruebas técnicas, mientras el presidente de la JCE se jactaba en afirmar que mientras el organismo se modernizaba los partidos políticos, esos que tanto fastidiaban con reclamos extemporáneos, seguían anclados en el pasado. Tantos alardes de un funcionario que no escuchaba solo generaba dudas.

Rosario, con un protagonismo que resumía en él las funciones del tribunal, solo cedió en parte ante la petición de una oposición que corría en desventaja en todos los aspectos, incluida la alta valoración que daban las encuestas al presidente Danilo Medina, por recomendaciones de los observadores de Unasur. Aceptó que se contara un porcentaje manual de los votos, pero única y exclusivamente a nivel presidencial, porque, según sus palabras, ya no había tiempo para más.
Sin embargo, gracias a la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) cedió a último minuto a la demanda de contar en forma manual los votos de niveles congresuales y municipales, lo que en definitiva fue su salvación y la del propio proceso.
La transparencia y organización de que tanto alardeó el presidente de la JCE brillaron por su ausencia. Lo confirman los fallos que presentaron los escáneres que se habían adquirido para dar a conocer los resultados en el menor tiempo.
Pero también el informe de la misión de la OEA, según el cual la implementación de las herramientas tecnológicas tuvo serias dificultades debido a la falta de recursos humanos y a la falta de condiciones de infraestructura periférica para su correcto funcionamiento. Como colofón consideró que los procedimientos relativos al conteo de los votos estén definidos con mayor claridad en la ley “dado que es un componente fundamental de un proceso electoral que no debería estar sujeto a reglamentaciones internas”.

De no mediar la crisis de confianza que arrastra el tribunal, que su presidente alimentó con sus actitudes, los incidentes, aunque algunos muy graves, no hubieran tenido tanta repercusión.

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