¿A qué le tienen miedo?
El derecho a la protesta ordenada y pacífica está consagrado en la Constitución, o al menos eso creían los representantes de las 50 organizaciones agrupadas en el colectivo Poder Ciudadano a los que la Policía impidió formar una cadena humana frente al edificio que aloja a la OISOE, pero es evidente que en el gobierno opinan diferente. Los manifestantes, que básicamente exigían el cierre de esa dependencia, “la punta del iceberg de la corrupción y la impunidad pública”, fueron interceptados en la avenida doctor Delgado con México, y obligados a desviarse y montar su protesta de pancartas, sombrillas amarillas y altavoces frente al edificio de Oficinas Gubernamentales, bastante alejados de su objetivo, donde de todas maneras se desahogaron vociferando consignas contra los políticos, la impunidad, la corrupción y los corruptos. Es comprensible que en el Palacio Nacional estén preocupados y nerviosos por eventuales daños a la imagen del gobierno del presidente Danilo Medina como consecuencia del escándalo en la OISOE, dependencia directa de la Presidencia de la República, pero impedir esa protesta fue un exceso, y sobre todo un error típico de los gobiernos cuando se colocan a la defensiva frente a ciertos temas ¿Qué amenaza para la seguridad del Estado representaba esa trulla vociferante?¿O lo que se quiso impedir fue que las consignas contra la corrupción y la impunidad que le da cobijo se escucharan en el Palacio Nacional que le queda enfrente? Al reprimir a quienes protestan contra la corrupción en la OISOE, o en cualquier otra dependencia del Estado, esta administración se convierte, por asociación, en protectora de los corruptos, y a este ni a ningún gobierno le conviene que se afiance esa percepción entre sus gobernados, mucho menos tan cerca de unas elecciones. Pero el miedo es libre, y la estupidez también, y a lo mejor hasta conviene que los falsos demócratas se quiten las caretas y nos muestren sus rostros verdaderos.
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