El trovador cubano
estrenó su más reciente producción discográfica con un concierto íntimo
LA HABANA. Las luces del pequeño
escenario se apagaron y el trovador Silvio Rodríguez salió con su guitarra para
enfrentar el desafío de presentar ante unas 200 personas su nuevo álbum
“Amoríos”, una obra que retoma algunas canciones de décadas pasadas que nunca
fueron grabadas.
En tono íntimo y con un sonido casi
acústico Rodríguez lanzó el disco el lunes por la noche en la sala de
conciertos del Museo de Bellas Artes, que a pesar de estar cerrado ese día
abrió sus puertas para los amigos de Rodríguez, muchos de ellos músicos y
compañeros de viejas andanzas en la nueva trova.
En el recital, Rodríguez, cuyas
presentaciones suelen llenar estadios y convocar a miles de personas, logró
entablar una cercanía especial con el reducido público. La presentación fue
grabada para ser lanzada como el DVD de “Amoríos”.
“Dedico ‘Amoríos’ al pueblo de Cuba que
es capaz de amar y desamar igualito a todos los que estamos aquí”, dijo
Rodríguez al iniciar su recital, en el cual fue presentando las 14 canciones,
compuestas entre 1967 y 1980, en el mismo orden que tienen en el disco además
mientras contaba anécdotas sobre algunas de ellas.
Al interpretar “Qué distracción”,
explicó que era una de las favoritas del escritor argentino Julio Cortázar.
“Haces bien” está dedicada a un amigo
que se fue a construir un apartamento con su novia, pero se tardó tanto que
ella se casó con otro. “Querer tener riendas” es para la trovadora Sara
González, quien la hizo popular con su cálida y poderosa voz.
Otro de los puntos destacados fue la
suite de 22 minutos “Exposición de una mujer con sombrero” compuesta por cuatro
canciones, de las cuales tres nunca habían sido incorporadas a un disco. La
cuarta pieza de la suite suele mencionarse como la favorita para muchos de
seguidores: “Oleo de una mujer con sombrero”.
El objetivo del trovador fue lograr un
ambiente lo más cercano posible a su propio estudio de grabación: “Para que
pudieran escuchar lo que nosotros oíamos sin pasar por la electrónica”, aclaró
Rodríguez.
A sus 69 años la voz del cantautor se
escuchó nítida y firme por más de una hora.
Rodríguez estuvo acompañado por su
esposa, la flautista Niurka González, en algunos temas. También lo apoyaron
músicos en el piano, contrabajo y percusión.
En esta ocasión el trovador se abstuvo
de hacer comentarios políticos o de actualidad e insistió en que el tono de sus
canciones era de amor y de corte intimista.
“Me emocionó que él tenga la gentileza
de estrenar un disco con sus amigos. Eso es sobrecogedor”, comentó a la AP, el
cantautor Amaury Pérez, uno de los asistentes al concierto junto a sus colegas
Vicente Feliú, Augusto Blanca, Carlos Varela y Kelvis Ochoa. También estaba el
guitarrista y director de orquesta Leo Brower.
“Fue un concierto exquisito, todos los
músicos tocando sin querer sobresalir, todos ajustados”, agregó Pérez, al
reconocer lo difícil que es presentar un trabajo ante un público de músicos.
Rodríguez es considerado uno de los más
importantes e influyentes cantautores cubanos. Desde la creación de la nueva
trova en los años 60 su obra le dio voz a la revolución cubana, lo que le generó
críticas y adhesiones viscerales. Su música y sus prolíficas composiciones de
fuerte acento poético son una suerte de banda sonora de la vida de varias
generaciones de latinoamericanos.
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