México. El
nexo descubierto entre la actriz mexicana Kate del Castillo y Joaquín "el
Chapo" Guzmán, al que entrevistó con su colega estadounidense Sean Penn
mientras estaba prófugo, es un capítulo más de las relaciones entre famosos
mexicanos y narcotraficantes, siempre peligrosas y a veces mortales.
Aunque en el
listado hay también periodistas y deportistas, los más propensos a establecer
esos lazos parecen ser los músicos y las reinas de belleza, en un país donde
los narcocorridos, canciones que hablan de los barones de las drogas, muchas
veces haciendo apología de ellos, generan gran fervor popular.
Del Castillo
no es la primera ni será la última en coquetear con narcotraficantes, en su
caso con fines todavía inciertos a la espera de que la actriz diga esta boca es
mía, pues desde que este sábado se supo de la difusión de la entrevista con
"el Chapo" para la revista Rolling Stone, no ha habido noticia de
ella.
Hasta dónde
se sabe todo comenzó con una carta que difundió en 2012, dividida en varios
mensajes de Twitter, en la que le pedía públicamente a Guzmán que usara su
poder para ser "un héroe" y hacer el bien.
Después
vinieron los contactos con sus abogados y finalmente el encuentro en la selva
mexicana en octubre pasado, detalló Penn en Rolling Stone.
El más
conocido entre los deportistas que flirtearon con las mafias de las drogas es
el excampeón mundial de boxeo Julio César Chávez.
En 1997 tuvo
que salir a la opinión pública a desmentir que tuviera vínculos con esos grupos
tras aparecer en una fotografía junto a Amado Carrillo Fuentes, el "Señor
de los cielos", y Juan José Esparragoza Moreno, "el Azul",
aunque reconoció que algunos de ellos eran amigos suyos desde hacía años.
El mundo del
periodismo quedó conmocionado en 1999 cuando el presentador de televisión
mexicano Paco Stanley fue acribillado a balazos en un restaurante de la
capital, un caso que nunca se resolvió y en el que cobró fuerza la hipótesis de
sus posibles nexos con el crimen organizado.
En el mundo
de la música los rumores han sobrevolado las cabezas de artistas de fama, no
solo nacional, sino también internacional, como la rockera Alejandra Guzmán,
hija del cantante y actor Enrique Guzmán y la intérprete Silvia Pinal, musa de
Luis Buñuel.
Su esposo,
Farell Goodman, fue arrestado en Alemania por transportar droga y estuvo preso
durante 9 meses, aunque la cantante aseguró no tener conocimiento de los
negocios ilícitos del marido y se divorció de él.
En 2011 un
testigo protegido aseguró que la artista cantó en una fiesta de Navidad de
narcotraficantes en 2006.
Hace tres
años el intérprete de rancheras Vicente Fernández aseguró no haber cobrado los
conciertos de una gira de despedida en España, organizados por la sociedad
Total Conciertos, investigada por presuntamente haber sido usada para blanquear
dinero del narcotráfico.
También se
ha relacionado con el narcotráfico al cantante Joan Sebastian, fallecido el año
pasado tras una larga enfermedad, sobre todo tras los asesinatos a tiros de dos
de sus hijos: Trigo Figueroa en la ciudad de Mission (Texas, EE.UU.) en 2006, y
Juan Sebastian Figueroa en México en 2010.
El accidente
de avioneta que causó la muerte en 2012 de la artista Jenni Rivera, cuya
carrera tomó impulso cuando empezó a componer años antes narcocorridos, también
estuvo rodeado de rumores nunca confirmados que relacionaron el siniestro con
una venganza contra la artista. Nunca se demostró.
Los grupos
de música de banda, los principales intérpretes de melodías sobre los capos más
famosos y sus andanzas, han sido blanco permanente de denuncias por su presunta
conexión con el narcotráfico, como sucedió con los Tucanes de Tijuana
De Sergio
Gómez, líder del grupo K-Paz de la Sierra, se dijo que fue asesinado a tiros en
2007 porque se negó a lavar dinero para los Caballeros Templarios.
Un año antes
Valentín "El Gallo de Oro" Elizalde, también cantante de música de
banda, fue acribillado en noviembre de 2006, poco después de haber dado un
concierto en Reynosa, estado de Tamaulipas (noroeste de México).
Menos famoso
pero con la misma suerte está Gibrán David Martiz Díaz, exconcursante de la
edición mexicana del programa televisivo de talentos musicales "La
Voz", que fue secuestrado junto con un amigo y asesinado después.
Días después
se difundieron en internet fotos del aspirante a cantante posando con armas de
alto calibre usadas normalmente por las mafias criminales.
La cercanía
entre la música y el narcotráfico queda todavía más patente con el caso de
Melissa Plancarte, cantante e hija de Enrique Plancarte Solís, líder de los
Caballeros Templarios abatido en 2014.
Otras
mujeres se han acercado a ese mundo aprovechando sus atributos físicos, como
varias reinas de la belleza.
El caso más
sonado es el de Laura Zúñiga, ganadora del concurso "Nuestra Belleza
Sinaloa" en 2008, que fue detenida Guadalajara junto con siete hombres,
entre ellos su novio, quienes portaban armas y miles de dólares en efectivo.
En 2012
falleció por disparos del Ejército en una operación antidrogas María Susana
Flores, ganadora de un concurso de belleza local y que fue abandonada a su
suerte en el lugar por Orso Iván Gastélum, "El Cholo Iván", jefe de
seguridad y mano derecha del "Chapo" Guzmán, capturado junto a este
último el viernes.
Hasta una
exmiss Universo, la venezolana Alicia Machado, que ha desarrollado parte de su
carrera artística en México, se ha visto salpicada por este asunto.
Machado ha
negado varias veces tener nexos con el crimen organizado después de que se la
vinculara sentimentalmente con José Gerardo Álvarez Vázquez, "el
Indio", acusado de ser miembro del cártel de los Beltrán Leyva y que
supuestamente es padre de un hijo suyo, según testigos protegidos de la
Fiscalía mexicana.
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