Fuente:
Quisqueyalibre.com
Damasco, (PL),La dramática destrucción del milenario
patrimonio cultural de Siria es una constante en el accionar de los diversos
grupos terroristas que hace cinco años impusieron una guerra de aniquilación en
este país.
El primer
ejemplo y más reciente es el testimonio de pobladores de la central provincia
de Idleb, donde en las cuevas de yacimientos arqueológicos de la época
bizantina se refugian efectivos del llamado Frente Al Nusra, entre otros.
En relatos
apresurados y nerviosos en diálogo con Prensa Latina, testigos que pidieron el
anonimato explicaron que así sucede en las llamadas Ciudades Olvidadas del
norte y sur de la provincia y en los pueblos de Ariha y el monte Azzawyah.
Construyen
túneles debajo de esos sitios para refugiarse de la ofensiva del Ejército
porque ya no confían en las poblaciones locales, cuya ira por las destrucciones
muchas veces termina en despreciarlos a pesar de la represión y el terror.
Una buena
parte de ellos son extranjeros que integran las filas de otro grupo como el
denominado Ejército de la Conquista, entre los cuales, según fuentes oficiales,
hay chechenos, turcos, uigures y saudíes.
Otras
fuentes, esta vez de las Fuerzas Armadas, indican que en esa región, como en
una buena parte de los 10 frentes de combate en toda Siria, los armados
retroceden, pierden líneas de suministros y apoyo logístico ante el empuje
ofensivo.
Testimonios
de ese vandalismo los expresó no hace mucho a medios de prensa extranjeros y
nacionales Maamoun Abdul Karim, director general de Antigüedades y Museos de
Siria.
En ese
sentido, mencionó que existe un silencio internacional sobre el daño y la
destrucción de la emblemática ciudad de Palmira por parte del Estado Islámico,
incluido el asesinato del profesor de arqueología Khaled Assad.
Tras
sobrevivir a más de dos mil años con sus guerras desde el imperio romano al
otomano, los yacimientos arqueológicos de Palmira sucumben en el siglo XXI por
los ataques terroristas, de acuerdo con fuentes oficiales y del propio
especialista.
En apenas 10
días, volaron en pedazos los milenarios templos de Baal Shamin y los de Bel
porque, según ellos, son símbolos de idolatría pagana mientras que para el
resto de la humanidad se trata de dos tesoros menos en el patrimonio cultural.
Otros cinco
sitios similares, catalogados como Patrimonio Mundial por la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco),
también están en peligro inminente.
La dramática
realidad incluye que desde el 2013, y en medio del caos generado,
intensificaron el pillaje de esos lugares como en el caso de la localidad de
Apamea, desde donde se contrabandearon piezas arqueológicas de extraordinario
valor.
Obtienen
ganancias, de acuerdo con las autoridades sirias, tras negociar con los
contrabandistas que los venden a los inescrupulosos mercenarios del arte en
Turquía, Líbano, Estados Unidos, Europa o diversos países del Golfo.
De tal
manera, el rico e invaluable patrimonio histórico y cultural de Siria se
convierte en una víctima más de ese irracional y sicodélico pensamiento
terrorista.
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