sábado, 2 de enero de 2016

Opinión: EN PLURAL. Nosotros.

Por Yvelisse Prats de Pérez.
En mi primer En Plural del nuevo año 2016, pienso que mis lectores esperan que deje atrás nostalgias navideñas de mi jurásica infancia y lo apunto al futuro, dando un portazo a lo que hasta el jueves pasado fue un presente angustioso.
Creo que les debo a mis lectores, también, asumir un optimismo razonable. Con el ánimo en alto será más fácil empujar, como dice El Carretillero, quien es el honorable magistrado Rafael Julián, “nuestro mundo con amor”. “Ese amor comenzará recuperando la fe en nosotros mismos”.
NOSOTROS. Esa es la palabra clave, que representa la idea central en cualquier plan que como hacemos habitualmente nos proponemos el primer día de cada año, enumerando proyectos y compromisos por los 12 meses próximos.
Para formular esa lista, quisiera que usáramos el “nosotros”.
Hacerlo en En Plural, como este artículo, debe ser el primer propósito a cumplir. Mirar a nuestro alrededor más que hacia adentro, para cambiar de persona y de número en la conjugación espuria de la vida.

NOSOTROS, no solo yo, tenemos derechos: nosotros, no solo él o ella, somos responsables de lo que pasa en nuestro país; nosotros, no solo yo, podemos cambiar las cosas, o dejarlas como están, y debemos cambiarlas, porque una minúscula, inservible y dañina pandilla que se cree nosotros y no nos representa, nos está desgraciando la vida a los que somos los verdaderos nosotros.
Empoderarse de esa forma verbal de tercera persona en En Plural, lleva al próximo paso: oteamos, descubrimos a los que no son NOSOTROS y quieren serlo, enarbolando señales falsas, banderas mancilladas por maldades, egoísmo y hurtos.
Identificarnos, uno por uno, en ideas comunes, en programas de redención a los más oprimidos en ese amor al prójimo que debe ser imperativo categórico Kantiano en una República Dominicana con desigualdades y opresiones infinitas.
Ya juntos, definido el nosotros en un programa de acción meditado, y compartidos los avatares de este 2016, incluyendo las decisorias elecciones nacionales de mayo, serán fáciles de enfrentar, porque andaremos en buena compañía: tendremos una brújula, la de liberar al país de la corrupción, la criminalidad de los que gobiernan, y despertar la anestesiada conciencia de los gobernados.
Ese NOSOTROS que construiremos podría ser tan fuerte, tan poderoso en su moral, en sus razones, en sus motivos, que no habrá maquinaria estatal que pueda vencerlo, como no pudo hacerlo en 1978 frente a Antonio Guzmán, porque al fin y al cabo, son votos que se cuentan precedidos de una voluntad incorruptible e invencible.
Después de mayo, y después de agosto, cuando, si Dios quiere asuma el gobierno la coalición de fuerzas políticas que representa UN NOSOTROS que está comprometido con el cambio de rumbo, a los NOSOTROS que nos unimos para lograrlo nos toca una tarea trascendente: reclamar que se cumplan los programas ofrecidos en la campaña, participar en las acciones gubernamentales como socios, para garantizar su transparencia y eficiencia. Más que veedores, seremos corresponsables de la acción estatal. ¿Acaso no es el Estado la organización de los ciudadanos que somos nosotros, y no como se entiende hasta ahora, una finca o una empresa que se explota en beneficio de unos pocos “yo” ensoberbecidos?
La porción de optimismo que me permite visualizar como posible esa construcción de un NOSOTROS dominicanos, se inspira en los trinitarios, en los revolucionarios de Abril del 65, en los jóvenes del 14 de Junio, en las más venerables tradiciones cristianas, en los primeros apóstoles, y en las más recientes llamadas del Papa Francisco.
No niego el diagnóstico cruel que muestra la anomia, producto del neoliberalismo; parto de él para confiar en el esfuerzo de los que sigo creyendo que somos mayoría: nosotros, los que tenemos fe, los que todavía sufrimos por falta de cohesión social en nuestro país, los que rumiamos en pequeños grupos mantras de rebeldía que pueden transformarse en consignas de lucha.
Ese nosotros que surgirá cuando reconozcamos a través de nuestras luchas en común, logrará que a partir del 2016 en el país entendamos mejor a Benedetti: “Juntos, somos más que dos”.
En las urnas, en las demandas, en las alegrías y en las penas.

Con esa esperanza, con esta convicción puedo concluir este En Plural, sin usar formulismos rituales, deseando un próspero año 2016 para NOSOTROS. Que somos la mayoría y vamos a demostrarlo.

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