Por Yvelisse
Prats de Pérez.
En mi primer
En Plural del nuevo año 2016, pienso que mis lectores esperan que deje atrás
nostalgias navideñas de mi jurásica infancia y lo apunto al futuro, dando un
portazo a lo que hasta el jueves pasado fue un presente angustioso.
Creo que les
debo a mis lectores, también, asumir un optimismo razonable. Con el ánimo en
alto será más fácil empujar, como dice El Carretillero, quien es el honorable
magistrado Rafael Julián, “nuestro mundo con amor”. “Ese amor comenzará
recuperando la fe en nosotros mismos”.
NOSOTROS.
Esa es la palabra clave, que representa la idea central en cualquier plan que
como hacemos habitualmente nos proponemos el primer día de cada año, enumerando
proyectos y compromisos por los 12 meses próximos.
Para
formular esa lista, quisiera que usáramos el “nosotros”.
Hacerlo en
En Plural, como este artículo, debe ser el primer propósito a cumplir. Mirar a
nuestro alrededor más que hacia adentro, para cambiar de persona y de número en
la conjugación espuria de la vida.
NOSOTROS, no
solo yo, tenemos derechos: nosotros, no solo él o ella, somos responsables de
lo que pasa en nuestro país; nosotros, no solo yo, podemos cambiar las cosas, o
dejarlas como están, y debemos cambiarlas, porque una minúscula, inservible y
dañina pandilla que se cree nosotros y no nos representa, nos está desgraciando
la vida a los que somos los verdaderos nosotros.
Empoderarse
de esa forma verbal de tercera persona en En Plural, lleva al próximo paso:
oteamos, descubrimos a los que no son NOSOTROS y quieren serlo, enarbolando
señales falsas, banderas mancilladas por maldades, egoísmo y hurtos.
Identificarnos,
uno por uno, en ideas comunes, en programas de redención a los más oprimidos en
ese amor al prójimo que debe ser imperativo categórico Kantiano en una
República Dominicana con desigualdades y opresiones infinitas.
Ya juntos,
definido el nosotros en un programa de acción meditado, y compartidos los
avatares de este 2016, incluyendo las decisorias elecciones nacionales de mayo,
serán fáciles de enfrentar, porque andaremos en buena compañía: tendremos una
brújula, la de liberar al país de la corrupción, la criminalidad de los que
gobiernan, y despertar la anestesiada conciencia de los gobernados.
Ese NOSOTROS
que construiremos podría ser tan fuerte, tan poderoso en su moral, en sus
razones, en sus motivos, que no habrá maquinaria estatal que pueda vencerlo,
como no pudo hacerlo en 1978 frente a Antonio Guzmán, porque al fin y al cabo,
son votos que se cuentan precedidos de una voluntad incorruptible e invencible.
Después de
mayo, y después de agosto, cuando, si Dios quiere asuma el gobierno la
coalición de fuerzas políticas que representa UN NOSOTROS que está comprometido
con el cambio de rumbo, a los NOSOTROS que nos unimos para lograrlo nos toca
una tarea trascendente: reclamar que se cumplan los programas ofrecidos en la
campaña, participar en las acciones gubernamentales como socios, para
garantizar su transparencia y eficiencia. Más que veedores, seremos
corresponsables de la acción estatal. ¿Acaso no es el Estado la organización de
los ciudadanos que somos nosotros, y no como se entiende hasta ahora, una finca
o una empresa que se explota en beneficio de unos pocos “yo” ensoberbecidos?
La porción
de optimismo que me permite visualizar como posible esa construcción de un
NOSOTROS dominicanos, se inspira en los trinitarios, en los revolucionarios de
Abril del 65, en los jóvenes del 14 de Junio, en las más venerables tradiciones
cristianas, en los primeros apóstoles, y en las más recientes llamadas del Papa
Francisco.
No niego el
diagnóstico cruel que muestra la anomia, producto del neoliberalismo; parto de
él para confiar en el esfuerzo de los que sigo creyendo que somos mayoría:
nosotros, los que tenemos fe, los que todavía sufrimos por falta de cohesión
social en nuestro país, los que rumiamos en pequeños grupos mantras de rebeldía
que pueden transformarse en consignas de lucha.
Ese nosotros
que surgirá cuando reconozcamos a través de nuestras luchas en común, logrará
que a partir del 2016 en el país entendamos mejor a Benedetti: “Juntos, somos
más que dos”.
En las
urnas, en las demandas, en las alegrías y en las penas.
Con esa esperanza,
con esta convicción puedo concluir este En Plural, sin usar formulismos
rituales, deseando un próspero año 2016 para NOSOTROS. Que somos la mayoría y
vamos a demostrarlo.
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