RAFAEL PERALTA ROMERO
El presidente Danilo Medina ha
expresado extrañeza por los
estremecedores sucesos ocurridos en la
votación interna del Partido de la Liberación Dominicana, en los cuales dos
personas murieron a balazos, a manos de
compañeros, y ocho resultaron heridas. Cayeron Yeral Pérez,
en Barahona, y Erasmo Antonio Espinal, en Santiago.
“Yo no me imaginaba que eso jamás
podría ocurrir en el Partido de la Liberación Dominicana, pero es un hecho que
todos rechazamos y que lamentamos”, dijo Medina. Lo que sorprende es que el Presidente
se sorprenda, estando, como está, el país cundido de violencia. Se cosecha lo
que se siembra.
República Dominicana padece un lamentable estado de descomposición
y de inversión de valores. A dos días de la funesta convención del PLD ocurrió
otra tragedia relacionada con esa organización: el asesinato del dirigente Juan
de los Santos, alcalde de Santo Domingo Este; de un agente de seguridad y el suicidio del matador de ambos.
Según las autoridades, Luis
Esmerlin Féliz, el homicida, era amigo de De los Santos y tenía negocios con el
ayuntamiento. Conocida la forma de los miembros del PLD de manejar las instituciones,
hace presumir que Féliz fuera vinculado a ese partido. Algunos han opinado
que no todo se ha dicho respecto de ese hecho. Y así parece.
El afán de riquezas es la estrella que guía a los funcionarios
peledeístas a todos los niveles. “Dinero contra vergüenza” es la consigna, a lo inverso de la que
introdujo el líder fundador, Juan Bosch:
Vergüenza contra dinero. Los de arriba han enseñado a los otros a buscar fortuna
en la política, y por un puesto de regidor se mata a un compañero.
La gente se aferra a los puestos
después que ha visto cómo algunos funcionarios
han saltado de la pobreza a la opulencia, sin que haya un juez que los detenga. Lo que
pasa en el PLD es que todos quieren ser ricos ante el ejemplo de un amplio
grupo que lo ha logrado cómodamente. Con la acumulación de dinero se asegura impunidad y hegemonía política.
La ebriedad de poder y de riquezas lleva a los peledeístas a los desatinos en
que están incurriendo. Es feroz la lucha por el predominio en el manejo de los
dineros públicos entre dos facciones:
una representada por el ex presidente Leonel Fernández y la otra por el actual
mandatario, Danilo Medina y su forzada
repostulación.
Como ven, amigos, no me he referido al poema de Arthurd
Rimbaud, sino que he tomado prestado el
título de su célebre composición
para encabezar este artículo, pensando en el PLD. Aunque tiene dos capitanes – o quizá por eso- el partido
de gobierno navega como un barco ebrio, cuya tripulación va borracha y
amotinada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario