sábado, 19 de diciembre de 2015

OPINION INVITADA:El barco ebrio

RAFAEL PERALTA ROMERO

El presidente Danilo Medina ha expresado  extrañeza por los estremecedores sucesos  ocurridos   en la votación interna del Partido de la Liberación Dominicana, en los cuales dos personas murieron  a balazos, a manos de compañeros,  y  ocho resultaron heridas. Cayeron Yeral Pérez, en Barahona, y Erasmo Antonio Espinal, en Santiago.
“Yo no me imaginaba que eso jamás podría ocurrir en el Partido de la Liberación Dominicana, pero es un hecho que todos rechazamos y que lamentamos”, dijo  Medina. Lo que sorprende es que el Presidente se sorprenda, estando, como está, el país cundido de violencia. Se cosecha lo que se siembra.
República Dominicana  padece un lamentable estado de descomposición y de inversión de valores. A dos días de la funesta convención del PLD ocurrió otra tragedia relacionada con esa organización: el asesinato del dirigente Juan de los Santos, alcalde de Santo Domingo Este; de un agente de seguridad y  el suicidio  del matador de ambos.
Según las autoridades, Luis Esmerlin Féliz, el homicida, era amigo de De los Santos y tenía negocios con el ayuntamiento. Conocida la forma de los miembros del PLD de manejar las instituciones,  hace presumir que Féliz fuera  vinculado a ese partido. Algunos han opinado que no todo se ha dicho respecto de ese hecho. Y así parece.

El afán de riquezas  es la estrella que guía a los funcionarios peledeístas a todos los niveles. “Dinero contra vergüenza”  es la consigna, a lo inverso de la que introdujo el líder fundador,  Juan Bosch: Vergüenza contra dinero. Los de arriba han enseñado a los otros a buscar fortuna en la política, y por un puesto de regidor se mata a un compañero.
La gente se aferra a los puestos después que ha visto  cómo algunos funcionarios han saltado de la pobreza a la opulencia,  sin que haya un juez que los detenga. Lo que pasa en el PLD es que todos quieren ser ricos ante el ejemplo de un amplio grupo que lo ha logrado cómodamente. Con la acumulación de dinero se asegura  impunidad y hegemonía política.
La ebriedad de poder y de riquezas  lleva a los peledeístas a los desatinos en que están incurriendo. Es feroz la lucha por el predominio en el manejo de los dineros públicos entre  dos facciones: una representada por el ex presidente Leonel Fernández y la otra por el actual mandatario, Danilo Medina y su forzada  repostulación.

Como ven, amigos,  no me he referido al poema de Arthurd Rimbaud,  sino que he tomado prestado el título de su célebre composición  para  encabezar este artículo,  pensando en el PLD. Aunque tiene  dos capitanes – o quizá por eso- el partido de gobierno navega como un barco ebrio, cuya tripulación va borracha y amotinada. 

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